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TĂș eres el mayor diferencial (para bien o para mal)

La voluntad no se puede comprar y difĂ­cilmente desarrollar. Depende de cada persona y de la entusiasta interacciĂłn que la motive con cada cliente. Como decĂ­a Walt Disney, “Puede diseñar, crear y construir el lugar mĂĄs maravilloso del mundo. Pero se requiere de personas para convertir ese sueño en realidad”.

Hay una marca mĂĄs importante que la marca que tĂș representas. Hay una marca que el cliente compra antes que un producto o servicio. Hay una marca que puede cambiar la decisiĂłn de un cliente en segundos. Esa marca eres tĂș.

SĂłlo tĂș eres responsable de tu reputaciĂłn

Tu nombre es lo que te separa de cualquier otro que pretenda ganarse la confianza del cliente. Tu reputación habla por ti. Tu nombre genera comentarios del cliente como, “Sandra siempre me contesta, conoce muy bien lo que necesito y siempre cumple sus promesas”. Muchos clientes compran por el vendedor a pesar de la empresa que representan. Son los asesores los que hacen la diferencia, los que van la milla extra y los que hacen todo lo que sea posible, para que, pese a las incoherentes políticas de la empresa, encuentren la manera de ayudar al cliente. Es difícil que un cliente se case con una marca; pero que se case con la persona en la cual confía, es inevitable. La marca del vendedor puede tener más peso que la marca de lo que sea que venda.

A ti es al primero que compran (o rechazan)

Por supuesto que un excelente producto y un gran servicio son maravillosos argumentos y una poderosa herramienta de negociaciĂłn. Pero no te engañes, eres tĂș quien hace la verdadera diferencia. Eres tĂș quien enamora. Eres tĂș quien se gana el corazĂłn de un cliente.

ÂżPor quĂ© dos personas que venden exactamente el mismo producto, al mismo tipo de clientes y que cuentan con las mismas herramientas, obtienen resultados totalmente diferentes?; ÂżPor quĂ© uno logra las metas de ventas y el otro escasamente se acerca? La diferencia no estĂĄ en lo que venden. Tampoco estĂĄ en a quiĂ©n se lo venden. No estĂĄ en que a uno “le tocó” un buen cliente y a otro uno malo. No. La diferencia estĂĄ en la persona. En la actitud que cada uno asume y en la responsabilidad de hacer que las cosas pasen.

Lecciones de Gene Simmons

Kiss es un grupo que ha tenido la capacidad de reinventarse en sus mĂĄs de 45 años de carrera musical. La pasiĂłn por su trabajo les da la energĂ­a necesaria para pararse en plataformas de 15 centĂ­metros, volar con poleas por encima del pĂșblico y lanzar fuego en los conciertos; a los 64 y 67 años de sus lĂ­deres Paul Stanley y Gene Simmons, respectivamente. Gene Simmons tuvo la visiĂłn de registrar como marca en los años 70s el maquillaje de sus caras, que ahora hacen parte de miles de objetos promocionales, siendo los primeros en Estados Unidos en registrar el maquillaje de una cara como marca.

Gene Simmons ha sido el genio empresarial detrĂĄs del emporio comercial de Kiss. Por eso cuando hablamos de marca personal, el mismo Gene tiene algo que decir, como lo cuenta en su libro Me, Inc., “Si te ves a ti mismo como una marca, entenderĂĄs la verdad subyacente: la gente juzga. Juzgan todo. EvalĂșan todo. Te evalĂșan a TI. Te evaluarĂĄn antes de conocerte. Cuando te conozcan. Y una vez te hayas ido. Siempre tendrĂĄn algo para decir de ti antes, durante y despuĂ©s. Porque tu marca, tu reputaciĂłn, te precederĂĄ y siempre estarĂĄ contigo. Es como una sombra. Tu sombra siempre te acompaña. Igual que tu marca. Donde te pares, ahĂ­ estarĂĄ. Depende de ti crear una poderosa silueta. Es tu responsabilidad construir y controlar tu marca. Tu nombre. Tu apariencia. Tus habilidades de comunicaciĂłn. Tu interacciĂłn con la gente”.

TĂș eres responsable de tu propio destino; no tu jefe, ni tu empresa, ni tu competencia, ni tu cliente. Eres tĂș. Y continuando con nuestro amigo Gene, concluye con broche de oro: “Recuerda, tĂș no eres el Ășnico allĂĄ afuera. Hay muchas otras personas ambiciosas que desean lo mismo que tĂș, quieren dar una mejor impresiĂłn que tĂș, son mĂĄs inteligentes que tĂș, estĂĄn mĂĄs calificados que tĂș, y estĂĄn dispuestos a trabajar mĂĄs duro que tĂș. La vida es una competencia. Te guste o no, siempre estarĂĄs compitiendo con otros. Por eso es tan importante que seas el que se encargue de TI”. AsĂ­ o mĂĄs claro.

Asume la responsabilidad

La salida fĂĄcil es pensar, “Mi empresa no invierte lo suficiente”, “No tenemos presupuesto para esto”, o “Mi jefe no me apoya”. Son excusas para no asumir la responsabilidad de lo que sĂ­ estĂĄ en tus manos. De verdad, si a estas alturas eso es lo que piensas, te recomiendo que te dediques a otra cosa. A la vida contemplativa probablemente. No hay nada que pueda hacer para cambiar tu actitud. SĂłlo tĂș puedes. Si quieres.

Hacer la diferencia sale del corazĂłn; de una profunda convicciĂłn de dejar el mundo un poco mejor y de servir a los demĂĄs. Por supuesto, la venta es una consecuencia. Pero no lo haces por la venta, lo haces porque es lo correcto.

Diferenciarse es un acto voluntario. Es preguntarse continuamente, “¿CĂłmo puedo sorprender?”, “¿CĂłmo me capacito mejor?”, “¿CĂłmo puedo facilitarle la vida al cliente?, o “¿QuĂ© puedo hacer para sacarle una sonrisa?”. Si suena como mucho trabajo, es porque es mucho trabajo. Pero es el trabajo correcto; las cosas mĂĄs importantes a las que puedes dedicarle tiempo, porque harĂĄn la diferencia. Hacer la diferencia es un acto de planeaciĂłn deliberada, no un evento al azar de generaciĂłn espontĂĄnea. No es algo que pase, es algo que hace que pase.

Fuente: http://bienpensado.com/usted-es-el-mayor-diferencial-para-bien-o-para-mal/

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